ESPECIAL
DE GEOTERAPIA

La Salud y la Tierra
La geoterapia es el
tratamiento que se puede hacer con tierra o arcilla. Proviene del griego qerapaeia,
que significa tratamiento y gew
que significa tierra.
Se ha comprobado que
la arcilla puede tener muchos beneficios cuando se la utiliza en tratamientos de
diferentes enfermedades. Aparentemente, esto se debe su capacidad de frenar la
proliferación de parásitos, microbios y bacterias dañinas.
Al mismo tiempo,
colabora con la reconstitución celular sana, drena impurezas como pus de los
tejidos, absorbe el exceso de líquidos, neutraliza la acción de diferentes
alcaloides, y limpia la sangre y el sistema linfático. Asimismo,
la arcilla refuerza las defensas, revitaliza cualquier órgano, neutraliza casi
cualquier veneno, fortalece los huesos, contrarresta las inflamaciones y
proporciona los minerales que faltan en el organismo, gracias a que contiene
importantes oligoelementos.
Si bien, los
tratamientos con arcilla son muy diversos y, por lo general, previene, cura, tonifica y calma, descongestiona, alivia,
cicatriza, purifica, absorbe y desinfecta; no se puede pensar que cura todos los
males, y además es importante informarse para que al utilizarla se haga
adecuadamente.
La forma más común
de aplicar de forma externa la geoterapia es por medio de cataplasmas. Éstos
deben prepararse con cucharas de madera y en recipientes de barro o cerámica,
nunca de metal o plástico. El soporte ideal es un tejido como el lino o el
algodón, ya que estos son naturales. De igual manera, no debe reutilizarse la
misma arcilla.
Según sea la
situación, se puede emplear cataplasmas calientes o fríos. En una zona febril,
donde haya calentamiento o congestión, debe emplearse los fríos para que
éstos refresquen el área. Si el cataplasma se
calienta rápidamente con la piel hay que enfriarlo de inmediato. Por el contrario, si se busca
revitalizar un órgano en particular, reconstituir los huesos por osteóporosis,
fractura o descalsificación, o si se va a aplicar sobre el hígado, riñones o vejiga
especialmente si hay cistitis, debe usarse un cataplasma tibio, para lo cual se
puede dejar al sol o, si no es suficiente, utilizar el baño maría, porque la
fuente de calor no debe ser directa. Se recomienda además, no aplicar
cataplasmas en dos órganos importantes, pues si no pueden provocarse
contradicciones o el organismo puede cansarse demasiado.
Cuando se aplican
cataplasmas, el cuerpo debe estar lo más limpio posible, por lo que se
recomienda hacer la cura del limón, alimentarse con frutas y vegetales, ingerir
también arcilla por vía oral y, si se percibe un alto nivel de contaminación en el
cuerpo, tomar laxantes.
Para un tratamiento
más suave, se puede aplicar compresas en lugar de los cataplasmas, es decir
pañitos para lo cual se prepara una mezcla fluida, con menos arcilla y más agua, en la que se
sumerja una toallita de tejido natural que debe quedar cubierta por una fina capa de
arcilla, y aplicarla en la zona afectada. La telita se aplica sobre la zona
afectada y se cubre con una tela seca por una hora como máximo. Este
procedimiento se recomienda en casos de lesiones infectadas, pues no se aconseja
aplicar arcilla a heridas abiertas.
Por otro lado, la
arcilla puede tener uso interno, es decir que se puede ingerir, y sus beneficios
son múltiples. Elimina las células enfermas y activa la reconstrucción
celular, funciona como agente depurador, es sedante, relajante, elimina cuerpos
extraños en el organismo, contribuye a restaurar funciones del órgano
enfermo y funciona como catalizador. De ahí, que sea suficente una cucharadita
al día, y en casos infantiles debe ser media dosis. La
preparación debe hacerse la noche anterior a la ingesta, elegir arcilla de la
más fina, de la cual se debe añadir una cucharadita a medio vaso de agua pura.
Es importante
considerar que cuando se toma arcilla, los alimentos grasos y las aceites deben
eliminarse para no provocar contradicciones, tomar mucha agua mientras dure el
tratamiento, y estar pendiente de cualquier efecto en el tracto intestinal, pues
puede producirse constipación por el uso interno de la arcilla.
La arcilla como tal
no produce daños en el organismo, ni tiene efectos secuandarios, pero si se
toma o utiliza con otros medicamentos se ve anulada por ellos. En casos de
presión alta, debe tomarse menos de la dosis normalmente recomendada, debido a
que la arcilla enriquece la composición de la sangre. Además, como cualquier tratamiento, ya sea natural o no, no debe tomarse a la ligera, y es
necesario que se consulte con especialistas en el tema para utilizarla
adecuadamente y obtener siempre resultados óptimos. De igual forma, no se debe
aplicar arcilla sobre los órganos que realizan acciones digestivas durante
éstas, por lo que se aconseja que se aplique como mínimo tres horas después
de la comida o en ayunas. Además, puede producir enrojecimiento en el área
tratada, para lo cual se debe utilizar alguna crema hidratante. Y no se aconseja
aplicar nigún tratamiento de la arcilla en mujeres embarazadas.
De igual forma, la
arcilla tiene efectos curativos con animales y múltiples aplicaciones en la
veterinaria; en este caso, los cataplasmas o los baños de arcilla son lo que se
utiliza con mayor frecuencia.
La arcilla blanca
tiene aplicaciones para tratar afecciones estomacales, sin embargo puede
provocar como efecto colateral la constipación en uso interno, por lo que se
recomienda si se nota algún síntoma, tomarla en pocas cantidades. Por su
parte, la arcilla verde tiene propiedades absorbentes, antiinflamatorias y remineralizantes.
Otras formas de
utilizar la arcilla con objetivos medicinales, es en forma de gargarismos,
fricciones, baños, enterramientos, o mezclada con sales marinas.
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