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CULTURA: Huellas de Mujeres

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Augusta Ada Byron, Lady Lovelace
(1815-1852)

Augusta Ada Byron era hija del conocido poeta Lord Byron y de Anabella Milbanke Byron. Nació el 10 de diciembre de 1815.

Sus padres se separaron al poco tiempo de haber nacido la niña y la custodia la obtuvo la madre. Para evitar que su hija imitara el camino de su padre, Lady Byron se encargó de inclinar los intereses de su hija hacia la ciencia y las matemáticas.

La niña que tenía una capacidad intelectual privilegiada, respondió de maravilla al estímulo y de hecho fue una autodidacta en geometría, la cual llegó a dominar con gran soltura, al igual que le sucedió con la astronomía y la matemática. 

No obstante, ya fuera por su naturaleza o por un deseo de acercarse a su padre, Ada no pudo negarse a la seducción de la poesía y la música. En los números y fórmulas que la rodeaban en su vida de investigación y estudio, Ada siempre encontró el lado poético, y tal vez por esta razón es que sus concepciones e ideas eran diferentes y se enriquecían con una gran imaginación.

A sus diecisiete años, la niña de marcada inteligencia y de una ilimitada fantasía entró en contacto con Mary Somerville, la traductora de los trabajos del astrónomo Simone Laplace. Somerville alentó y apoyó a Ada en sus estudios científicos, sin embargo al mismo tiempo, sus posturas teóricas se oponían a la fecunda creatividad de Ada y eran más plantadas en la tierra.

A pesar de las diferencias, Ada frecuentaba mucho a Somerville y fue en una cena en la casa de ella, el año de 1843, que la joven escuchó por primera vez a Charles Babbage exponer sus ideas a cerca de la posibilidad de una máquina calculadora llamada el motor analítico.

Años antes, en 1835, Ada había contraído matrimonio con William Kin, octavo varón de King, y en 1838 se le otorgó el título de condesa de Lovelace. Tuvo tres hijos. Pero nada de esto fue un obstáculo par la joven, cuya pasión por la ciencia y la tecnología no tenía límites.

Gracias a su sensibilidad y su inteligencia perceptiva, Ada se sintió profundamente atraída por esta idea, que no despertó gran revuelo en ese momento. Una vez fascinada por los estudios de Babbage, Ada se avocó a traducir el trabajo de éste al inglés, basándose en un artículo del matemático italiano L. F. Menabrea. 

A partir de ahí, se inicia una larga relación de colegas entre la joven y el inventor, y ella decide agregar sus anotaciones a la traducción, por supuesto que con el permiso de Babbage. El motor que babbage había visualizado y que pudo concretar gracias a los aportes de Ada, es el antecesor de nuestras computadoras.

Sus anotaciones hicieron un profundo análisis del inevento y lo permitieron que el invento fuera desarrollado. El motor analítico calculaba cualquier función algebraica y almacenaba números. El programa que permitía su funcionamiento no estaba guardado en la máquina como sucede hoy en día, sino que era introducido en la máquina por medio de tarjetas.

En su primera publicación -la traducción del trabajo de Babbage-, la condesa de Lovelance hace la predicción de que una máquina como ésta podría llegar a componer música, producir gráficos, y que podría llegar a ser utilizada tanto en el ámbito científico como en la vida diaria. Hablaba de las computadoras de hoy.

Con amigos de muy alta embergadura como Sir David Brewster, el inventor del caleidoscopio y el escritor Charles Dickens, Ada alimentaba su ansia de conocimiento. Sus intereses no se enfocaban únicamente en la máquina o en la ciencia, sino que abarcaba, como ya dijimos, la música, los caballos y la astronomía entre otras disciplinas.

Pero su mayor logro no fue ayudar a Babbage. Ada diseñó por sí misa un programa para la máquina de Babbage que calculaba los números de Bernoulli. Éste es el primer programa de computadora que se reconoce, es una especie de software demasiado avanzado para la época en que fue concebido.

Ada murió muy joven al igual que su padre a la edad de 36 años, sin haber conocido a su padre en 1852, pues su vida estuvo desde el inicio marcada por la enfermedad. Su trabajo se mantuvo oculto por muchos años, pero cuando la computación se convirtió en una disciplina en desarrollo, fue sacado a la luz, reconocido y altamente respetado.

A finales de los años setenta, el Departamente de Defensa desarrolló el primer lenguaje de software tal y como hoy lo conocemos, y para emularla, recordar su trabajo y darle el crédito que se merecía, lo denominaron ADA.

Lady Lovelace es el primer programador de toda la historia, y es sin duda a ella y a su fecunda capacidad imaginativa que le debemos nuestra era informática.

    

       

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