CULTURA:
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EL UNIVERSO DIGITAL
Melvin R. Campos
Los acelerados tiempos modernos nos están mostrando un nuevo planeta en gestación, un mundo que cambia rápidamente, sin tener certeza del lugar adonde va. Ésta es una época de evolución y de revolución. Es la era informática.
Sin lugar a dudas, uno de los signos más importantes de este nuevo tiempo, es Internet. Mundialmente, la tasa de crecimiento de los accesos populares a la Red es exorbitante, proliferan los Netcafés, y la adquisición de computadoras dejó de ser un lujo para ser una necesidad. La era informática nos trae el mundo a un cuarto de la casa, a una máquina, a una pantalla. En otras palabras: hoy el mundo tiene un portal de entrada, su nombre es monitor.
Más
que un viaje por el ciberespacio.
No obstante, es evidente que existe en las generaciones menos jóvenes, una cierta reticencia a involucrarse de lleno en el universo de la Red. Esta renuencia es comprensible, si se toma en cuenta la enorme velocidad con que han cambiado las cosas en torno a las computadoras. Con tal vertiginosidad, es fácil quedarse rezagado.
En ese contexto, es normal que las generaciones anteriores suelan menospreciar las posibilidades culturales y económicas de Internet.
Pero Internet crece. Y amplía sus horizontes con enormes bibliotecas
virtuales, fantásticos museos, organizaciones sin fines de lucro y grandes empresas, tiendas, escuelas, iglesias, chistes,
música, información de países, recetas, cine,
enciclopedias, cómic, geología, televisión, esoterismo, arqueología, computación, turismo, radio, arquitectura, futbol, ajedrez...
Internet no tiene límites. Es el conocimiento humano. Total. El legado de la humanidad entera orbitando la Tierra.
La importancia de llamarse www.
Internet crece. Y no solamente crece en sus contenidos, sino además, en el número de personas que tiene acceso a ella. Esto debido a
la enorme facilidad que existe actualmente para ingresar al ciberespacio: casi cualquier computadora con una pequeñísima inversión puede estar en línea.
Esta popularización de Internet abre en ella un mercado de posibilidades inimaginables.
Millones de personas, de todas las lenguas y culturas, navegando en un océano de opciones casi infinitas. La idea es sobrecogedora.
Y así como se ha abierto el mercado virtual, proporcionalmente han
aparecido los nuevos "netmillonarios". Y es que, con una mínima inversión inicial, las posibilidades de aumentar los ingresos son tan amplias que un joven de 19 años o una gran corporacion pueden hacerse ricos, casi de la noche a la mañana.
Aclaración: lo anterior no implica que simplemente ingresar a Internet conlleva un enriquecimiento
mágico.
Sin embargo, es claro que se trata de un medio de comunicación verdaderamente masivo,
sin restricciones económicas, culturales o sociales, y estas características lo convierte en el transporte ideal de publicidad y mercadeo: una pequeña inversión que está vigente por años, y que puede hacer llegar un negocio hasta los más escondidos rincones del planeta. Un sitio en Internet está, virtualmente, en todo el mundo a la vez.
De tal manera que, hoy en día una empresa que no forme parte de la Red está perdiendo ganacias, que -si estuviera en línea- podría estar percibiendo de los miles de personas que navegan en Internet. Más aún, en un futuro cercano (de hecho, tal vez mientras usted está leyendo esto), bien podría ser que aquellas compañías que no formen parte de la Red, sencillamente no existan...
El principio del futuro
2000.
Terminó el siglo XX. Empezó el XXI. Un nuevo tiempo inicia. Un tiempo virtual. Una nueva forma de entender el universo. Éste es el momento de la tecnología y de la información. El momento en que el conocimiento humano orbita el planeta. Éste es el futuro. Su signo es Internet.
Y no podemos olvidarnos del futuro.
Debemos tratar de seguir al tiempo, de alcanzar los adelantos, de no quedarnos
atrás en la carrera temporal y virtual que estamos enfrentando. Cerrar los ojos
en medio del torbellino, puede acabarnos. Hoy Internet manda y nosotros tenemos
que ir a su ritmo.
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